Por: Jose Echeverría
Jr.
Si no sabes la diferencia entre
“madurez” y “madures”, es porque quizás sea tiempo de que experimentes y madures.
Aunque llegar a la madurez no garantiza saber cómo escribirlo, será necesario que
aprendas a través de un diccionario.
A medida que los años pasan, cambia la
voz, cambia el cuerpo. Algunos crecen más, otros nos quedamos en el término
latino promedio (aunque suene a orgulloso
me gusta aquel refrán: “Es bueno ser grande, pero es más grande ser bueno”).
A muchas personas se les cana el cabello, algunos de nosotros lo perdemos.
Quiero ser enfático en que a ese proceso se le llama desarrollo y en ningún
momento puede ser considerado como señal de madurez o sabiduría. Conozco muchas
personas, incluso mayores que yo, poseedoras de un carácter ridículamente
infantil a pesar de la edad cronológica que tienen.
El libro de Santiago en su primer
capítulo nos muestra que las pruebas o tal como nosotros decimos: “esos golpes”
son los responsables de crear en nosotros un carácter maduro. Algunas
circunstancias y eventos en la vida nos hacen ver las cosas de forma distinta y
solemos decir con mucha prepotencia: “Ni que hubiera sido fácil” “Yo he madurado
a muchos golpes” y ese es el concepto que menos deberíamos de usar y
dicho sea de paso, es el concepto que menos sentido tiene. Ya que si lo
decimos, no somos sabios y aún no hemos madurado.
Cometemos errores, tenemos fracasos a
consecuencia de nuestras actitudes, aprendemos a no cometer los mismos errores
haciendo cosas distintas o tomando rutas alternativas que suelen ser paralelas
o convergentes al mismo resultado. Suena incoherente o quizás algo tonto pero
muchos de nosotros hemos adoptado las mismas acciones del ratón en el
laberinto.
Muchos creen que madurar es tener una
novia, casarse, tener hijos, e incluso algunos de mis amigos piensan que tener
más de una chica al mismo tiempo es ser maduro. ¡Por favor!
Tengo un dicho que ando repitiéndoselo a
muchos de mis alumnos y músicos. “La actitud es el reflejo del liderazgo que
nosotros estamos ejerciendo. Y el liderazgo es el reflejo de cómo aprendemos de
nuestros errores”.
Muchas veces tratamos de cambiar o
aparentamos ser sabios, maduros e inteligentes frente a personas que nos
importan. Ese es otro de los peores errores que podemos cometer.
La madurez va más allá de actitudes, más
allá de las formalidades, más allá del hecho de contar con un empleo o estar en
la universidad. Ser maduro abarca muchas virtudes, cualidades y áreas que si se
llegan a exagerar pueden convertirse en debilidades o grandes errores. Debemos
ver las cosas desde la perspectiva de Dios y saber qué hacer; eso es madurar.
Tú sabrás si la necesitas pero ¿cómo se adquiere?
No quiero ni pretendo enseñar a cómo
madurar. Si quieres encontrar las mejores claves o técnicas para hacerlo te
recomiendo que leas la Biblia. Ella nos enseña mucho, del mejor maestro.
Proverbios 9:10 dice “El
principio de la sabiduría es el temor a Jehová” en otras palabras, la sabiduría empieza con el
respeto a Dios. Mientras más aprendas a respetar y obedecer al Señor. Más
sabiduría tendrás. Recuerda que el respeto y la obediencia son dos acciones separadas.
Respetar al Señor es saber que él conoce lo mejor e interesarse en lo que Él
piensa; es consultarlo cuando estás en una difícil posición. La obediencia es
un paso más allá del respeto. Obedecer al Señor es proceder según lo que te
dice.
Este proverbio te enseña también a que
si quieres adquirir más sabiduría necesitas “Conocimiento de Dios”. Conocer a
Dios es mucho más profundo que saber acerca de él. Claro que como la madurez,
el conocerlo no sucederá de la noche a la mañana. Y nadie lo conocerá por
completo. Pero al pasar tiempo con Él finalmente empezaras a conocerlo más y a
cambiar tus actitudes demostrando cada vez más madurez y sabiduría.
No importa la edad que tengas. Conocer a
Dios, temerle y obedecer lo que Él demanda es la prueba más grande de Madurez y
sabiduría.
Madurez. Algunos la obtienen antes que otros |
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Gran artículo
ResponderEliminarExcelente...
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