lunes, 7 de mayo de 2012

Como Saco de Sal

Por: Jose Echeverría

Existe un refrán británico que cuando lo escuché por primera vez me hizo recordar los hermosos momentos que pasábamos con mi madre cocinando y hablando. Y es que dice que: “Conocer a una persona es como comerse un saco de sal” y aunque habla de sal, este dicho no tiene nada que ver con la cocina en este artículo, sino por el hecho de conocer a las personas.
Anteriormente escribía acerca de la importancia que tiene el CONOCER a Dios cada vez más y la palabra nos enseña a amarlo con todas nuestras fuerzas, mente y corazón, pero ¿qué hay de los demás?

Supongamos que tenemos un saco de sal en nuestra alacena, y si tomásemos una pizca de ella por cada tiempo de comida, apuesto que pasarían varias décadas para poder al menos acabarnos una buena parte de la gran bolsa. De igual manera es poder conocer a una persona.

 No puedes conocer a totalidad su comportamiento, sus emociones, sus actitudes y mucho menos su forma de pensar. E  imposible aun hacerlo en tan solo un par de días. Requerirá tiempo, compañerismo, alegrías, tristezas, enojos y muchas veces lágrimas que dolerán demasiado.
Pero sin lugar a duda va depender de nuestra madurez el escoger seguir conociendo a esas personas que consideramos especiales o simplemente darnos la vuelta y alejarnos para evitar muchos problemas futuros. Debemos recordar que Proverbios 27:17 también nos enseña que hierro con hierro se aguza, así también nosotros tratamos con el carácter y la vida de nuestros hermanos y amigos cuando decidimos quedarnos a su lado y conocerlos mejor.
En esta época de mi vida, Dios ha permitido que yo conozca gente con características especiales. En Destino Internship Program tengo hermanos serios, risueños, inquietos molestones, callados, enojones, pacifistas y tanto como pudiéramos imaginar. Y aun que llevamos un buen tiempo conviviendo juntos casi las 24 horas del día, existen detalles que jamás habíamos visto en sus sentimientos y carácter, como le dijo Reepichip a Eustace en las Crónicas de Narnia, La travesía del viajero del Alba: -Eres un gran y hermoso enigma-

 ¿Y si hablamos de sentimientos? ¿y si hablamos de ese quisquilloso tema? Conocer a una persona en el noviazgo es totalmente distinto a conocerlo dentro de una amistad. Muchas veces las personas pretenden ser distintas y mejores en ese proceso de noviazgo y enamoramiento, por temor a que la otra persona se entere del gruñón, celoso, mal encarado que llevan dentro y supongo que esa etapa es cuando más honestos debemos ser. Bien lo dijo mi mejor amigo y padre espiritual Paulo Yumán: -La mejor etapa para conocer a “esa persona” es la amistad y el matrimonio, jamás dentro del noviazgo-

 


Mientras pensaba en esto vino a mi mente y me hizo ver la esencia lógica de uno de los diálogos más Cursimente Románticos de la película “Big Fish” protagonizada por Ewan McGregor, (Y el Pepe hablando de cursilerías)  En donde se encaminó hacia la ventana de la mujer de sus sueños, y luego de colocar cientos de flores frente a la casa de la chica grita hacia la ventana: -¿aceptarías casarte conmigo?- con muchísima inseguridad pero conmovida a acceder por la firmeza de su corazón, ella contestó: -Pero si no me conoces- y es aquí donde yo podría colocarme frente al público vestido de gala, abrir el sobre blanco y decir por el micrófono: -Y el Oscar para mejor respuesta es para: (ruido de tambores) ¡¡Ewan McGregor!! Ya que el tipo le contesta una verdad tan atemorizantemente sensata “tendremos toda una vida para conocernos”  

 


 He conocido mujeres que se las llevan de finas pero se frotan el catalogo de AVON para perfumarse, hombres que pretenden llamar la atención de las mujeres con un machismo absurdo y estúpido, sin entender que el corazón tierno y delicado es aprobado tanto por ellas como por Dios. Pero sin embargo he tenido la bendición de conocer personas que han impactado mi vida con su humildad, su madurez y corazón tan noble aun teniendo un liderazgo gigantesco, alta posición económica o un físico y/o belleza envidiable.
Al conocer personas jugamos con nosotros mismos, ya que no sabemos lo que vamos a encontrar y es como si condujéramos un automóvil en medio del camino con mucha niebla.

 

En lo personal me he llevado unos fiascos exorbitantemente espantosos al conocer personas, pero no hace mucho tiempo tuve la dicha y la bendición de conocer a una persona que ha trastornado mi corazón y mi perspectiva de ver la vida. En varias ocasiones y en forma de broma le he dicho que es mi “Villana Favorita” ya que se trata de una Cirujano Dentista; y como es obvio y no va de más el mencionar que yo jamás salí de mi etapa de niñez, siento cierto temor por tan “especiales personas con dicha profesión”  
El día de hoy mientras ella y yo hablábamos me hizo reír tanto con unos cálculos matemáticos que realizó. Ella logró estimar que ha vivido 7,665 días, lo cual serían 183,969 horas, es decir unos hermosos 11,037,600 minutos hasta el día de hoy. Su corazón ha latido aproximadamente 883,008,000,000 veces y ha respirado 220,752,000,000 veces. Y ambos llegamos a la conclusión de que Dios ha sido el responsable de todos esos números y que faltan muchos más por vivir, y casi al final de nuestra conversación me tomé la tarea de pronunciar para la eterna memoria, no solo de ella sino que para ambos (y en este caso para los que leen) “Que cada latido sea un reflejo de la gloria del Padre y cada respiro sea una expresión de alabanza a su nombre”   
(por cierto, "feliz cumpleaños Dra")
Si tan solo ese pensamiento habitara en la mente de todas las personas, seguramente esas horas, minutos, segundos, latidos y respiros serían de agradable bendición a nosotros y para aquellos a quienes estamos conociendo. Y como consecuencia de pensar de esa manera y sin ningún temor a duda podríamos cambiar el refrán británico anterior (tal y como yo lo hice con mi villana favorita) y decir: “Conocerte a ti es como disfrutar de un enorme jarrón de miel”


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