Por: Jose Echeverría Jr.
Hoy
mientras desayunaba y leía mis notificaciones, encontré en twitter un
comentario de Julio López Carranza, para los que no están familiarizados con el
chico; es un locutor súper alegre de Radio Viva 95.3 fm. En Ciudad de
Guatemala. Pero lo que me sorprendió fue lo que publicó: “¿Por qué se alarman
con la palabra ARTISTA en el medio cristiano? Artista: es aquella persona capaz
de evocar sentimientos, mediante arte”.
Al
principio me causo risa, pero después de analizarlo un buen momento junto a mi
taza de café, la seriedad y preocupación salió a flote. Me puse a pensar:
¿hasta dónde ha llegado el sincretismo en la cristiandad? Es obvio que hoy en
día todos tratan de conciliar doctrinas y pensamientos distintos sin coherencia
sustancial.
Quiero
ser breve y exponer mi punto de vista. Un artista, sino se cuida, está a un
paso de convertirse en ídolo. Ídolo es todo aquello que ocupa o pretende ocupar
el lugar de Dios y eso está mal.
El
señor claramente pide adoradores en espíritu y en verdad. Muy distinto fue
cuando Dios pidió “Artistas” como Bezaleel para la elaboración de adornos del
templo en los tiempos del éxodo. Dios mismo dotó a Bezaleel con el Espíritu Santo
para ser un Gran Artista.
¿Evocar
sentimientos mediante el arte? ¡Por favor! Dios no quiere emociones, no quiere
sentimentalismos. Quiere “ESPIRITUALIDAD Y VERACIDAD”
¿Qué
artista trabaja Gratis? Yo que me muevo en ámbito del diseño gráfico he leído anuncios
como: “Soy artista y no regalo mi trabajo” “Todo arte es pagado” en fin, ahí
radica uno de los problemas de ser artista. Ahora, como no falta más de alguno
que diga en este preciso momento: -“pero Pepe, Cada obrero es digno de su
salario” Ok, ok está bien. Un salario para cada “servidor de Cristo” es lo más
lógico, justo, conveniente y hasta bíblico. Pero luego no vayan a estar
cobrando hotel de cinco estrellas, avión de primera clase, helicóptero de la
ciudad al interior y se atrevan a cantar “Que seas mi Universo” porque no se
las creo.
Para
terminar quiero con todo respeto decir que nadie me paga por escribir y mi
opinión es solamente un celo por lo que siento hacia el ministerio de Cristo. Como
publiqué ayer:
“Dios es lo máximo, créanme. Los únicos que a veces caen mal son los dueños de su franquicia”
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