viernes, 15 de junio de 2012

Tu más grande admirador


Por: Jose Echeverría 

Cuando mi odontóloga empezó a contarme que había leído un artículo de Joyce Meyer que hablaba al respecto de “un corazón perfecto” inmediatamente vino a mi pensamiento la historia de Job que se encuentra en la Biblia. Luego les cuento por qué. Al llegar a casa tomé el diccionario y busqué la palabra “PERFECTO” esto me llevó a buscar la palabra “BELLEZA” y a pesar de que leí muchas definiciones nada me dejó satisfecho. Y es que a mi parecer la perfección va más allá de la estética y la belleza.

Recuerdo bien que mientras estuve estudiando en México; tuve un amigo que siempre me decía: “no existe persona fea, solo belleza extraña”. Pero definir la perfección es un poco complicado.
No se si ustedes tengan conocimiento de que nuestra cultura está influenciada por el pensamiento griego. Aquellas personas importantes y grandes filósofos, que tiempo atrás admiraron y adoraron los cuerpos esbeltos, figuras marcadas por los esfuerzos olímpicos y que a lo largo de los años, estos mismos estándares ridículos fueron adoptados por nosotros como lineamientos para calificar la belleza y la perfección. En su supuesta “sabiduría” nos hicieron ignorantes, tontos y superficialmente materialistas para entender lo que estas cualidades propias de cada persona significan.

Dios en cambio, admira la belleza y la perfección de un modo distinto. Su palabra dice por ejemplo que: "hermosos" son los pies de los que anuncian la paz o que el corazón alegre hermosea el rostro, entre muchos más. Sea como sea, Dios protege y ama a aquellas personas cuyo corazón es honesto delante de Él y qué mejor belleza y perfección que la honestidad, la rectitud y la humildad.

Si tu corazón es recto delante de Dios no tienes nada que hacer para ser perfecto o mortificarte a ti mismo tratando de hacer lo bueno todo el tiempo. Una persona que tiene un corazón según el deseo de Dios sabe que no es perfecta. Se da cuenta que su única esperanza viene del hecho que Jesús murió para hacer que todas las cosas le fueran posible.

Admitir todo esto requiere humildad. Esta es una palabra que a la gente no le gusta usar quizás porque el cuadro más común que se cree de la humildad es el de una persona apocada que siempre está mirando al suelo. Pero para un verdadero sentido de la humildad y perfección absoluta, mira a Jesús. La humildad es uno de los aspectos más impresionantes de su personalidad.

Dios busca corazones que sean humildes. El humilde es la clase de persona que Él puede usar para que el trabajo se haga. Él protege a la persona en una manera especial, la hace perfecta porque sabe que esa persona está lista para hacer lo que Él quiere.

Muchas veces creemos que nuestro valor o perfección provienen de nuestras calificaciones en la escuela, universidad, promociones laborales o un gol durante el partido de soccer, pero no es así. Tales logros pueden ser muy grandes e importantes, pero no te hacen perfecto ni más aceptable ante Dios. Aun cuando lo intentaras, tú no podrías hacer que Dios te ame más de lo que ya te ama. Él te ha amado por completo desde la primera vez que pensó en ti.

“Dios es tu más grande "admirador" y eso te hace perfecto”.
 Cuando se habla de este tema muchas personas, particularmente músicos y ministros de alabanza piensan inmediatamente en el “Rey David”, aquel hombre cuyo corazón fue conforme al del Señor. Pero en lo personal Job fue un hombre cuyo corazón fue hermosamente perfecto.

Job fue una persona que no solamente decía “Dios es bondadoso” cuando sucedía lo bueno. También decía: “Dios es bueno, la vida es dolorosa pero, ÉL SIGUE SIENDO BUENO” eso es asombroso ¿apoco no?

Job nos recuerda que el hecho de que no siempre entendamos los procesos de Dios o la vida por dura que sea, no significa que Dios no sea quien dice ser. A través de la vida de Job entiendo al final que un corazón perfecto se resume en aquel que anhela agradar al Señor en todo, sin importarle nada. 

En conclusión, creo que para llegar a tener un corazón perfecto debemos hacer a un lado todas las imágenes que tenemos de los personajes de la Biblia como David e incluso Job y fijar nuestra atención directa y perpetuamente en Jesucristo, un hijo totalmente conectado con el Corazón Perfecto del Padre.

Se humilló a Sí mismo,  haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también Le exaltó hasta lo sumo,  y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos,  y en la tierra,  y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,  para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:8-11




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